lunes, 27 de abril de 2015

Es posible dejar Harlan con vida


CUIDADO PORQUE HAY SPOILERS DEL FINAL DE LA SERIE

Hubo tres momentos de la sexta y última temporada de Justified en los que lloré. Lo admito. Aunque también lloré con el final de la segunda temporada cuando ese grandísimo personaje llamado Mags Bennet se despide de Raylan, Harlan y el público. ¡Qué gran adiós

Devoré con ansia los trece capítulos de la última temporada. Pensaba que Raylan la palmaría y que Boyd acabaría en la cárcel. Por un momento, en 'The Promise' (6x13), vi a nuestro marshall muerto tras un duelo al estilo del salvaje oeste. Por un momento, me acordé de 'Deadwood' y 'Sin Perdón'. Sin embargo, Graham Yost no tenía ganas de matar al personaje central de su serie ni a su otra gran creación, Boyd Crowder. Raylan consigue dejar Harlan con vida. Consigue romper el ciclo de violencia y muerte que persigue a los nacidos en ese condado dejado de la mano de Dios. Raylan se redime y pone distancia entre él y su padre, entre él y Boyd Crowder, la otra cara de la moneda, el Raylan que podía haber sido. ¿Me gustó ese final? Sí. Había muchas maneras de cerrar el relato iniciado en 2010. Sin ser todo lo épico que esperaba -aunque esa huida de Crowder por la montaña lanzando dinamita es muy Sundace y Cassidy – cumple perfectamente con su cometido. Además, nos regala un largo epílogo con salto temporal incluido (4 años) para conocer la situación de los personajes tras la orgía de sangre y violencia que sacudió Harlan durante el último año de Boyd Crowder en libertad. 

La temporada se articula en torno al enfrentamiento final entre Raylan y Boyd, dos hijos de Harlan en lados opuestos de la ley. Raylan se ha marcado un objetivo: matar a Boyd. Parece que ese impulso homicida es lo único que mueve al marshall. Este no quiere justicia, quiere venganza. Es evidente que toda la furia del hombre del sombrero no es obra de Crowder, Raylan está furioso con su pasado, con su padre; y dirige toda esa rabia contra el hombre que representa todo lo malo de Harlan y de las gentes que lo habitan. 

Boyd, finalmente, acosado por la policía, sin amigos, sin dinero y sin Ava. Se da cuenta de que está perdido. Ya no puede seguir huyendo. Ya no puede volver atrás. Sus desesperados intentos de supervivencia son encomiables, su buena suerte es un caso digno de estudio. ¿Cuántas veces ha estado a punto de morir? Cientos. ¿Cuántas veces a liquidado a los suyos sin pestañear? Cientos. En su recuento de bajas hay que destacar el asesinato de Dewey, un personaje tragicómico que campaba por Harlan con la mala suerte pegada a los talones. Dewey tenía que morir y Boyd tenía que matarlo. Sin embargo, aunque no le tembló el pulso, Crowder tuvo la decencia de acabar con él sin que el pobre redneck fuera consciente. Esa escena en el despacho de Boyd mientras Dewey mira la vieja fotografía me recordó muchísimo al: “Lizzie, mira las flores” de 'The Walking Dead'. 

Pues eso, que al final, en el secadero de los Bennet, Boyd sabe que ya no puede seguir huyendo y sabe que Raylan solo tiene ganas de matarlo. Nunca pensé que frente a su gran enemigo, Boyd se diese por vencido. Sin embargo, la patada en el estómago que le lanza Ava al explicarle por qué hizo lo que hizo, acaba hundiendo en la desesperación al personaje.

Ava, otro personaje con suerte, logra escapar con vida de Harlan y, aunque siempre dormirá con un ojo abierto y la escopeta cerca, encuentra la paz en algún lugar de California. Me alegro por ella, después de todo se merecía un final feliz. Puede que Ava no fuera una santa pero nunca creí que fuese una mala persona, era un víctima más de la ponzoña de Harlan. Es difícil ser decente y honrado en un ambiente como ese y menos si el amor de tu vida es Boyd Crowder.

La incorporación para este final de serie de Garret Dillahunt me ha gustado aunque su jefe, Markham -interpretado por Sam Elliot- me ha decepcionado mucho. Lo mejor de ese grupo era Dillahunt y su historia ha estado bien contada y mejor presentada. Lástima que su recorrido terminase en casa de Ava y Boyd, lástima que Raylan decidiese meterle dos balas por la espalda. Su Ty Walker merecía algo mejor, sobre todo después de su huida tras lo sucedido con Chu Chu y la prostituta.  Siguiendo con las incorporaciones, los "otros malos" de la temporada no han estado a la altura. La sonrisa ladeada y los aires de suficiencia de Elliot poco aportaron a un personaje más caricatura que otra cosa; mientras que la gloriosa Mary Steenburgen se pierde en su propio juego de seducción siendo su única aportación importante servir como verdugo del pobre Mike. La escena en la caravana es brutal, no sólo por la violencia física que despliega sino por el profundo lazo que une a Mike y Wynn. 

Se podrían decir muchas cosas sobre la última temporada de Justified pero entonces no acabaría este post nunca. Antes de terminar pedir un aplauso para ese secundario infalible y robaescenas llamado Wynn Duffy, superviviente y vencedor. Duffy es uno de los personajes más magnéticos y enigmáticos que nos ha regalado la serie. Siempre en su caravana con Mike como fiel escudero, siempre en el meollo de la cuestión. Duffy era una serpiente escurridiza con mucha suerte. 

Momentazos:










domingo, 26 de abril de 2015

Joey versión 2015

Episodes es una de las comedias más inteligentes, divertidas y meta de la pequeña pantalla. Un soplo de locura basada en los contrastes que en vez de perder frescura y humor gana profundidad y dinamismo capítulo a capítulo. 

La cuarta temporada comienza justo donde nos deja la tercera, con el matrimonio formado por Sean y Beverly forzados a regresar a Estados Unidos para seguir trabajando en Pucks! mientras son acosados por varias cadenas de televisión que pretenden comprar un antiguo y prometedor guión. Las vicisitudes de Sean y Beverly siempre me han gustado. El choque cultural y moral que supuso su traslado a Los Ángeles no deja de ser divertido y sus caras de asombro ante la superficialidad y materialismo del mundillo televisivo siguen arrancándome carcajadas. 

Por su parte, Matt LeBlanc inicia la temporada descubriendo que su gestor le ha birlado 32 millones de dólares. Su nueva situación financiera le fuerza a replantearse su estilo de vida y a aceptar trabajos estrambóticos como asistir de invitado a la fiesta de cumpleaños de un tirano o intentar reconducir su carrera como presentador de un programa de televisión. LeBlanc aborda su personaje con inusitada maestría, combinando a la perfección la comedia y el drama; ajustándose a un papel que, si uno no practica la autoironía y la autocrítica, debe ser difícil de sobrellevar. 

Esta temporada ha entrado en escena un nuevo jefe de la cadena. Tras Merc y Castor será Helen Basch (Andrea Savage) quien tome los mandos del barco. La introducción de Helen da pie a una de las tramas más logradas de la serie: su relación con nuestra querida Carol. Ojo, que este año me gustaría mucho ver a Kathleen Rose Perkins nominada por este papel. Como siempre, Carol acaba acostándose con su jefa. La evolución de su relación es diametralmente opuesta a todo lo que Carol ha experimentado hasta el momento pero -siempre hay un pero- Helen es bastante peculiar y lo que parecía una relación idílica se transforma en una pesadilla que acabará afectando a todos los personajes. 

Hay momentos en los que Episodes es tremendamente cruel con sus personajes pero la vida es cruel y no siempre las cosas salen bien. El destino se ceba con Matt, con Sean y Beverly; y con la pobre Carol, personaje que no deja de ganar enteros a lo largo de la temporada y a la que es imposible no adorar. El final de temporada ha sido más abierto de lo habitual, dejando a todos los personajes suspendidos en el limbo a la espera de la quinta entrega de la serie. 

La serie no agota su universo y sigue adelante consolidada ya como una buena comedia plagada de extravagancias, metareferencias, chistes recurrentes e incómodos silencios que nos recuerdan que esto bien podría ser un drama pero que Crane y Klarik -creadores de la serie- apostaron por un terreno mucho más fructífero y abierto como el de la comedia. Este año Episodes nos ha dejado momentos gloriosos como el embarazo de Moira (Daisy Haggard)., el momento en el que Matt se encuentra con David Schwimmer (Ross en Friends) o la sex-tape de Morning. 

Las primeras temporadas de Episodes estaban muy centradas en la industria y en los problemas de Sean y Beverly pero la cuarta ha apostado más por las relaciones personales y la exploración de los personajes. Los cuatro personajes principales -Matt, Sean, Beverly y Carol- comparten amistad y confidencias. Las caminatas de Carol y Beverly son un espacio estupendo para verlas interactuar; sus noches de vino y porros me interesan menos aunque son igualmente entretenidas. Por su parte, Matt y Sean suelen quedar para beber, Matt habla por los codos centrado en sí mismo pero Sean está siempre a su lado e intuimos que para la estrella es importante el apoyo del guionista inglés. 

Gran parte de la fuerza de la serie se basa en la deconstrucción de ese personaje llamado Matt LeBlanc. Miembro de la nobleza televisiva durante 10 años y víctima de su propio personaje debido a un innecesario spin-off para mayor gloria y degradación de su Joey. LeBlanc era la estrella errática, impulsiva, egoísta e inconsciente que daba razón de ser a Episodes en sus primeros compases. Ahora la serie ha alcanzado la madurez argumental dosificando su matcentrismo y poniendo el foco de atención sobre otros personajes o episódicos que aportan mucho al conjunto de la serie. 

Episodes nunca ha renegado ni renegará de Matt y se ha despachado a gusto con su pasado en Friends y su gloria televisiva: referencias a la serie, apariciones de antiguos compañeros, merchandaising... Crane, cocreador de la serie, también alimenta el fantasma de Friends, lo cual me parece una jugada maestra y un ejercicio de autocrítica muy interesante de ver. Tengamos en cuenta que cuando Crane volaba alto con Friends la televisión empezaba a cambiar por culpa de cadenas como HBO y personajes como Tony Soprano. Crane y Jeffrey Klarik son muy conscientes de que ahora la forma de hacer televisión ha cambiado y de que puedes aspirar a tener como protagonista de una nueva serie a alguien como Susan Sarandon. 

En algún lugar leí, no recuerdo donde, que Episodes es la versión de Joey que no se podía hacer cuando Joey se estrenó en 2004. Me parece muy acertada esa reflexión sobretodo si lo comparo con el caso de The Comeback. La serie protagonizada por Lisa Kudrow en 2005 era una adelantada a su tiempo, tanto es así que acabó cancelada tras una temporada que con el paso de los años se convirtió en pieza de culto. En 2015, la HBO decidió recuperar la serie y al personaje, dándole una nueva oportunidad a un producto que se adapta perfectamente a la actual realidad televisiva. Valerie Cherish y el Matt LeBlanc de Episodes deberían conversar algún día en una de esas cafeterías angelinas . 

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