martes, 27 de enero de 2015

La comedia que te hace llorar

Creo que por estos lares la última comedia de Chuck Lorre, Mom, ha pasado bastante desapercibida. Lorre se atreve a crear humor a partir de un tema serio: el alcoholismo. Para ello, cuenta con dos protagonistas femeninas a las que la vida no ha tratado nada bien, Christy (Anna Faris) y su madre, Bonnie (Allison Janney). Christy tiene dos hijos, el pequeño Roscoe y la adolescente Violet; trabaja como camarera en un restaurante y acude regularmente a reuniones de alcohólicos anónimos. Su máxima aspiración es no repetir los errores de Bonnie, a quien culpa de todo lo malo que le ha pasado en la vida. Un inesperado reencuentro en Alcohólicos Anónimos propicia el acercamiento entre madre e hija, tras varios años sin hablarse. 

Tras una primera temporada bastante sorprendente (no esperaba mucho de la serie), Mom encaraba su segundo asalto con ganas, depurando tramas, descartando personajes (púdrete Nathan Corddry) e introduciendo momentos dramáticos en las vidas de Christy y Bonnie. Ya en la primera temporada tuvimos pequeñas dosis de drama como la entrada en prisión del personaje de Octavia Spencer pero ahora, esta supuesta comedia, ha decidido hacernos trizas el alma. Cuando parecía que nuestras protagonistas encaminaban sus vidas hacia la estabilidad y la felicidad, el capítulo Three Smiles and an Unpainted Ceiling dinamita las expectativas de un happy end para todos, especialmente para Bonnie. 

A partir de este punto spoilers

El personaje de Alvin (Kevin Pollack) había iniciado la segunda temporada con la firme intención de recuperar el tiempo perdido. Durante varios capítulos todo fue bien; Bonnie y Alvin actuaban como dos adolescentes enamorados y Christy veía con buenos ojos la influencia de su padre perdido en Violet y Roscoe. Y entonces, un mazazo, Alvin muere de un ataque al corazón. Al final de la primera temporada ya tuvo un infarto, esta vez no logró superarlo. La muerte del personaje fue algo inesperado y traumático para los seguidores de la serie porque hacía buena pareja con Bonnie y porque su relación con Christy empezaba a despegar. Lorre nos la jugó bien. Cierto que la vida da palos, eso lo saben de sobra Christy y Bonnie pero es duro ver a dos personajes tan entrañables sufrir tanto. El futuro parece difícil para estas dos mujeres y solo con el apoyo de las reuniones, de sus amigas y de su familia podrán amanecer otro día sin resaca. 


Lo mejor de esta inesperada despedida ha sido ver a Janney y Faris desplegando todo su potencial dramático. Cierto que la Janney  se merienda a cualquiera que comparta plano con ella, y aún así, Anna Faris consigue transmitir todo el dolor y la incomprensión que una muerte inesperada produce. Desde que empezó la serie, ambas actrices han demostrado un perfecto timing cómico, gran versatibilidad, facilidad para la comedia física y mucha química. Sin embargo, la trama necesita y pide un tratamiento un poco más serio de ciertos temas como la adopción del bebé de Violet o los problemas económicos de Christy. Cuando eso sucede las dos actrices se dejan la piel transmitiendo el dolor y las dudas de sus personajes.

Lorre no tiene miedo de introducir este contexto dramático porque, como todos sabemos, no siempre los planes salen bien, no siempre acabamos con una sonrisa en el rostro. Mom se posiciona un poco a la izquierda del resto de comedias de la factoría Lorre dado que propone un acercamiento más real, serio y dramático a las vidas de dos exalcohólicas que intentan recuperar el rumbo. La yuxtaposición de comedia gruesa y drama puro equilibra el tono de la serie ofreciendo grandes momentos (las bragas de la Janney) y la posibilidad a las actrices de brillar con luz propia. 

El resto de la temporada se presenta movidito y tengo mucha curiosidad por ver cómo lidian las Plunkett con la muerte de Alvin. ¿Chupitos y pastillas? Estaré atenta.

lunes, 26 de enero de 2015

The Legend of Korra, el mejor final posible

Hacía tiempo que quería ver The Legend of Korra y empecé la serie en el ecuador de su cuarta y última temporada. Devoré las temporadas a tiempo para disfrutar del final junto a los demás fans. Un viaje trepidante, sorprendente y maravilloso que recomiendo a todo el mundo. Las cuatro temporadas (Aire, Espíritus, Cambio y Balance) conforman un todo de enorme fuerza narrativa que atrapa al espectador gracias a una extensa e intrincada mitología y al desarrollo de un inolvidable grupo de personajes que, en su versión original, son doblados por gente como J.K. Simmons, Kiernan Shipka, James Remar, Anne Heche, Lisa Edelstein o Aubrey Plaza.

The Legend of Korra surgió a raíz del éxito de la anterior serie de Michael Danti Dimartino y Bryan Konietzko, Avatar: La leyenda de Aang. Ambas comparten universo pero mientras que las aventuras de Aang estaban destinadas a un público más infantil, las andanzas de Korra están enfocadas a un público juvenil y/o adulto. En este mundo de aires orientales con toques steampunk existen personas que tienen la capacidad de controlar alguno de los cuatro elementos (agua, tierra, fuego o aire), incluso algunos consiguen controlar el metal y la lava. Sin embargo, en cada generación surge un Avatar, una persona capaz de dominar los cuatro elementos. Korra es el Avatar y su historia transcurre casi 70 años después de los eventos narrados en The Last Airbender.

Cuando conocemos a Korra es una joven inquieta, arrogante, segura de su poder y de su destino como Avatar. Ella pertenece a la Tribu del Agua del Sur y se traslada a Ciudad República para aprender a controlar el aire con el maestro Tenzin (uno de mis personajes favoritos). En cada temporada, el Avatar debe enfrentarse a una amenaza, a un enemigo que busca destruir lo que ella defiende y representa. El peligro del totalitarismo, la tiranía, el radicalismo, el racismo son algunos de los problemas a los que nuestra heroína y sus amigos tendrán que hacer frente.

En la primera temporada su oponente es Amón, líder de los igualitarios, una secta que quiere acabar con las personas que pueden manipular los elementos e instaurar la igualdad. Su lucha tiene sentido pero sus métodos son extremistas y violentos. La lucha de clases, la desigualdad social, el terrorismo y la opresión de los más débiles son los temas claves de la primera temporada. Sorprende encontrar una serie de animación tan ambiciosa, temáticamente hablando, y tan consciente de lo fundamental que es desarrollar a sus personajes porque, temporada a temporada, Korra tendrá que enfrentarse a realidades más complejas que la obligarán a tomar decisiones muy difíciles. Además, siempre habrá individuos que anteponen su ambición al bienestar de los demás. Personas que buscan venganza o sacar beneficio del caos, personas que pueden romper el equilibrio y a las que no les imparta el sufrimiento que eso conlleva.

DiMartino y Konietzko han contado la historia de Korra de manera adecuada. Han desarrollado buenas tramas y buenos personajes, han dado sentido y razón de ser a los villanos, han estimulado la épica y el dramatismo; y, por último, han establecido un viaje de conocimiento y autorealización para su protagonista digno de ser contemplado. El Avatar está destinado a traer el equilibrio y la paz al mundo, Korra recorrerá un largo camino para cumplir su destino. La joven aprenderá a ser más paciente, más humilde, más comprensiva. La veremos sufrir y superarse a si misma. Durante los 52 capítulos aprenderá a escuchar, a enfrentarse a los problemas, a confiar en los demás.

La evolución de esta heroína a es una de las mejores que he visto. Korra es un personaje creíble con sueños y preocupaciones, con virtudes y defectos. Y aunque la Avatar no llegue a conquistar vuestro corazón hay varios personajes que lo harán. Uno de los puntos más positivos de la serie es que Korra no es el único personaje femenino poderoso, la serie está repleta de mujeres fuertes como Lin, Asami, Kuvira. Cuando todo el mundo está alabando a The Good Wife por Alicia o Diane, lo cierto es que deberían estar mirando The Legend of Korra, serie donde las mujeres son el centro de la acción y donde tienen poder. Desde la férrea y disciplinada Lin, pasando por su maternal y creativa hermana hasta la ambiciosa Kuvira o la espiritual Jinora, todas las mujeres que aparecen a lo largo de la serie muestran que juegan al mismo nivel que los personajes masculinos, a veces, incluso, los superan.

Los creadores abrazaron por completo su compromiso con los personajes y por eso el final de The Legend of Korra ha estado acompañado de cierto revuelo mediático. Su decisión de oficializar el Korrasami ha sido muy valiente y webs tan dispares como io9 o Forbes han dedicado entradas a la serie. Un aplauso por ese paso adelante y por la valentía de DiMartino y Konietzko porque pocas ficciones han tratado retratado tan bien el progreso de una relación entre dos mujeres.

Recomiendo el visionado de The legend of Korra y cuando la serie termine, dadle una oportunidad a Avatar: The Last Airbender porque el universo creado por DiMartino y Konietzko es tan rico y variado que merece la pena conocerlo a fondo.

sábado, 17 de enero de 2015

The John Larroquette Show, una serie olvidada

A John Larroquette le recuerdo por Night Court, aquella estupenda comedia que la NBC emitió entre 1984 y 1992. Allí interpretaba a Dan Fielding, el díscolo y sexualmente insaciable fiscal, personaje que le proporcionó cuatro Emmys consecutivos y que le hizo popularmente conocido. Larroquette llevaba diez años trabajando en la industria cuando fue seleccionado para el papel que cambió su carrera. Desde entonces ha permanecido en activo apareciendo tanto en películas (JFK) como en series de televisión donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. The Practice, The 10th Kingdom, The West Wing, Joey, House, Arrested Development, Boston Legal, Chuck y Parks and Recreation son algunos de los títulos en los que ha trabajado este multipremiado actor que actualmente aparece en The Librarians, él es lo mejor de este pastiche de magia y aventuras que viene a cubrir el hueco de Warehouse 13. 

Durante tres décadas he seguido la carrera de este estupendo intérprete que siempre ha conseguido convencerme con sus trabajos. Su particular físico, su estupenda voz y su enorme capacidad para el humor le han mantenido en activo. En 2011 hizo su debut en Broadway acompañando a Daniel Radcliffe en la obra How To Succeed in Business Without Really Trying, por este papel ganó el Tony, un premio que a esas alturas de su carrera no esperaba obtener. 

Todo el mundo conoce el trabajo de Larroquette pero cuando hablo de The John Larroquette Show, serie que protagonizó entre 1993 y 1996, pocas son las personas que recuerdan aquella comedia maltratada por la NBC. El actor quería hacer algo diferente al personaje de Dan Fielding y encontró un guión escrito por Don Reo titulado sobre un alcohólico que le gustó. En principio la serie iba a titularse Crossroads pero la cadena insistió, a pesar de la negativa de John, en cambiar el título por The John Larroquette Show porque la fama del actor actuaría como reclamo. No se equivocaban en la NBC, la primera temporada funcionó muy bien. 

La historia se centraba en John Hemingway (Larroquette) un alcohólico en rehabilitación que empieza a trabajar como gerente de noche de la estación de autobús de San Louis. John debe lidiar con los problemas del lugar, los empleados y habituales de la estación mientras intenta mantenerse sobrio siguiendo el programa de Alcohólicos Anónimos. La serie comienza con John en una reunión admitiendo que lleva sobrio 36 horas y que ha conseguido un nuevo empleo. Un empleo que realmente necesita y para el que debe mantenerse sobrio. Es su última oportunidad, su último lanzamiento antes de acabar en la calle por eso, a lo largo de la serie, se filtra la desesperación de un hombre que sabe que está a un chupito de whisky de acabar en la calle. En el piloto también aparecen el racismo, la prostitución, el suicidio y varios temas delicados, de los que las series de televisión se alejaban pero que The John Larroquette Show  abrazó para diferenciarse del resto. 
El reparto era muy diverso, una rareza dentro de la realidad televisiva del momento: había una mujer latina y dos afroamericanos con peso en la historia. El humor de la serie era bastante negro y arriesgado, por desgracia la cadena presionó para que el tono se relajase y resultase menos lúgubre. Eso firmó la sentencia de muerte del show. En su segunda temporada el cambio era tan evidente que parecía un nuevo producto y aunque consiguió llegar a los 97 capítulos, la cadena la canceló sin miramientos a mediados de su cuarta temporada. 

The John Larroquette Show era una avanzada para su época y su cadena no supo verlo. Algo similar le pasó a Sports Night con la ABC o más recientemente a The Comeback en la HBO. 

sábado, 10 de enero de 2015

El sombrero rojo

De un tiempo a esta parte, las series de televisión han perdido el miedo a las mujeres fuertes, seguras de sí mismas, poderosas e inteligentes. Mujeres que sin perder ni un ápice de su sensualidad, sensibilidad y orgullo pueden poner a el mundo a sus pies. Hablo de personajes como Alicia Florrick (The Good Wife), Stella Gibson (The Fall), Clarke Griffin (The100) o Olivia Dunham (Fringe). A estes, y otros nombres, podemos sumar ya el de Peggy Carter (Hayley Atwell) protagonista absoluta de Agent Carter, el televisivo spin-off de Capitán América. La cadena ABC está emitiendo la primera temporada de esta nueva serie del universo Marvel durante el parón de Marvel´s Agents of S.H.I.E.L.D. Mientras Coulson, May, Ward y Skye descansan; Peggy Carter recoge el testigo ampliando así la estrategia de Marvel Entertainment para dominar la gran y la pequeña pantalla. Lo cierto es que estamos ante una miniserie de ocho capítulos que si consigue unas audiencias decentes podría lograr la segunda temporada. 

La serie, ambientada en el Nueva York de 1946, sigue los pasos de la agente Carter tras la guerra y la pérdida de su gran amor, Steve Rogers. A pesar de su valía, la agente británica se ve relegada a trabajos de oficinista en su puesto dentro de la Reserva Científica Estratégica. Un mundo de hombres que ni pueden ni quieren lidiar con una mujer tan decidida, inteligente, perseverante y válida como Carter. Los dos capítulos emitidos hasta el momento dejan claro que no era fácil ser respetada y valorada en aquella época y ese retrato de la sociedad machista en la que tiene que vivir Peggy es uno de los mayores atractivos de la serie. Su situación me recuerda mucho a la que sufren las protagonistas de The Bletchley Circle, mujeres que demostraron su valía durante la guerra, que disfrutaron de libertad de movimiento e independencia durante aquellos años, que ayudaron de manera efectiva en la contienda y que después de la misma fueron relegadas al hogar, a servir mesas y a lucir palmito. Su aportación, sus habilidades, su inteligencia, su fuerza... todo eso se borró de la memoria colectiva. Carter vive una situación muy similar porque en su oficina la consideran poco más que la churri del capi. 

Agent Carter está hecha con mimo, con atención al detalle, con coherencia. Los personajes respiran, sienten, vibran de pura fuerza. Hayley Atwell resuelve con sencillez su papel, se apropia de la pantalla y de los diálogos, es magnética y atrevida, es serena y sentimental, es pura fortaleza y emoción. Vamos, que la actriz lo borda y consigue llevar sobre sus hombros el peso de la serie componiendo una protagonista de armas tomar con un poso de tristeza en la mirada. Entre los secundarios, cabe destacar la presencia de un James D'Arcy en estado de gracia poniéndose en la piel de Jarvis, el hombre para todo de Howard Stark. Estos dos británicos perdidos en la gran manzana desarrollan pronto una dinámica divertida e intensa que promete deparar grandes momentos. Incluso un actor tan plano como Enver Gjokaj consigue despertar mis simpatía como Daniel Sousa, el único compañero de trabajo de Carter que la trata como una igual. 

Los dos primeros capítulos de la serie marcan el tono a seguir: acción, peleas, guiños a los fans de Marvel, recuerdos del Capitán América y un serial de radio que poco o nada tiene que ver con la realidad. Peggy es una heroína por derecho propio. Ella no tiene superpoderes ni ningún suero que la convierta en un supersoldado, no necesita un antifaz ni un escudo para luchar. Ella sola se basta y se sobra para enfrentarse a lo que le echen. Lo triste es que nadie, salvo Jarvis y Stark, sabe de su valor, de su sacrificio, y ese secreto es algo que puede acabar destrozándola por dentro. 

Agent Carter empieza con mejor pie que la serie de Coulson porque desde el primer momento cuenta con una protagonista con carisma y con una hoja de ruta bien dibujada que parece tener muy claro lo que quiere contar y cómo lo quiere contar. Demos gracias a los responsables de la serie por optar por la concisión antes que por el mero espectáculo. Agent Carter es una serie que promete, que divierte y que entretiene; una buena manera de iniciar el 2015. Sigan el sombrero rojo, no tiene pérdida. 

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