lunes, 27 de octubre de 2014

Grantchester, el sacerdote que resuelve crímenes


La ITV tiene un nuevo drama en antena, se trata de Grantchester, un drama ambientado en 1953 centrado las aventuras de Sidney Chambers (James Norton), un joven sacerdote anglicano que además de encargarse de la pequeña iglesia de la localidad ayuda al inspector Geordie Keating (Robson Green) a resolver crímenes. La serie está basada en las novelas de James Runcie, hijo del antiguo arzobispo de Canterbury, y consta de seis capítulos.

Sidney (James Morton) fue soldado de la Guardia Escocesa en la Segunda Guerra Mundial, bebe whiskey y cerveza, fuma, le gusta el jazz y es demasiado guapo como para ser sacerdote. Además, está enamorado de Amanda Kendall, una amiga de la infancia que le corresponde pero que va a casarse con otro hombre. La trama amorosa se desarrolla poco a poco a medida que va avanzando la temporada. A pesar de la evidente atracción que existe entre Sidney y Amanda su amor parece que nunca podrá convertirse en algo real y tangible.

James Norton se pone en la piel de un personaje diametralmente opuesto al que interpretó en Happy Valley. Ahora es un hombre angustiado por los recuerdos del pasado y preocupado por el bienestar de sus feligreses. Aunque eligió ser sacerdote parece que esa vida no le llena plenamente y por eso acaba resolviendo crímenes junto al inspector Keating. La relación que se establece a lo largo de la serie entre Chambers y Keating discurre de manera natural y creíble, aunque sus vidas son muy distintas comparten rasgos y experiencias que acaban por unirlos: ambos estuvieron en la guerra y conocen el horror, ambos beben para intentar acallar los recuerdos de aquella época, ambos creen en la justicia y en el trabajo bien hecho; y ambos tienen buen olfato para la investigación. Keating es más brusco y directo, Chambers más observador e intuitivo. Cada capítulo enfrenta a este dúo con un nuevo misterio. El hecho de que Sidney sea sacerdote, unido a su carisma y encanto natural, le permite llegar con facilidad a los sospechosos y los testigos, puede preguntar sin levantar sospechas ni suspicacias y tiene acceso a lugares donde la policía nunca es bien vista.

Entre los secundarios de Grantchester se encuentra la señora Maguire, la severa y malhumorada ama de llamas de Chambers. Una mujer que conoce la Biblia y que siempre no se muerde la lengua a la hora de opinar. Cuida la casa, hace la comida y se preocupa de la salud, la moral y la vida amorosa del protagonista. Leonard Finch, interpretado por Al Weaver, es un sacerdote novato que se instala con Sidney en Grantchester para aprender el oficio y que tiene serias dudas morales sobre “el otro trabajo” de su compañero. También tenemos que mencionar a Dickens, el precioso labrador negro que acompaña a Sidney en sus paseos en bici por los preciosos paisajes de Grantchester.

Una serie sencilla, sin ambiciones, bien hecha y ambientada. Un producto de misterio con un protagonista carismático y magnético que se desenvuelve con soltura fuera de su elemento. El personaje de Sidney es sólido y complejo, la construcción del mismo está muy lograda pero, en contraposición, el personaje de Keating apenas está esbozado. Sabemos muy poco de este policía con familia numerosa y problemas con la bebida. Esperemos que profundicen más en su pasado, en su carácter y en su relación con Sidney.

Tras ver tres de los seis capítulos de la primera temporada constato que Grantchester tiene potencial para convertirse en una gran serie pero por ahora se conforma con ser un producto bien hecho y mejor filmado que no acaba de explotar totalmente el buen material con el que cuenta. 

viernes, 17 de octubre de 2014

Razones para amar a Ron Swanson

Sin ningún orden en particular voy a enumerar las razones por las que amo a Ron Swanson de Parks and Recreation. 

Es todo un manitas capaz de arreglar prácticamente cualquier cosa. Él solito acondicionó toda la tercera planta del ayuntamiento de Pawnee. 

Es Duke Silver, un exitoso saxofonista.

Sabe como desconcertar a la gente y evitar que se tomen demasiadas confianzas. 

Tiene varias cabañas.


Es generoso. Recordemos que le pagó los estudios a Andy, ayudó a Tom y le vendió una de sus cabañas a April por nada más y nada menos que el contenido de su bolso. 

Lo tiene todo muy claro.


Es un trabajador nato. Sin embargo, su puesto en el ayuntamiento le importa bien poco. 



Posee una increíble resistencia al alcohol pero cuando se emborracha de verdad tiene pinta de ser tremendamente divertido. 


Da muy buenos consejos.


Ha encontrado el lugar más feliz de la tierra.


Tiene un macabro sentido del humor.



Su escala de valores es firme y clara.

Es previsor, siempre tiene un plan de escape.

martes, 14 de octubre de 2014

Chasing Shadows, otro detective con autismo


Tenía dos motivos para ver Chasing Shadows: Reece Shearsmith y Alex Kingston. En este nuevo drama policial de la ITV, Shearsmith (Psychoville, Inside 9) interpreta a un detective solitario y obsesivo que padece un trastorno del espectro autista. En este caso parece que se trata del síndrome de Asperger aunque nunca se habla abiertamente del tema a lo largo de los cuatro capítulos que componen la primera temporada de la serie.

Su detective Sean Stone es un hombre arisco, silencioso y poco dado a la interacción social que trabaja en la unidad de personas desaparecidas tras ser expulsado de homicidios tras una intervención demasiado sincera ante la prensa. Allí se dedicará a ignorar a Ruth (Alex Kingston), su compañera, a clasificar cientos y cientos de expedientes, a reorganizar el sistema de la oficina y a meterse en problemas debido a su incapacidad para comunicarse y seguir las directrices internas de la organización.

El personaje de Shearsmith, actor que siempre da lo mejor de sí mismo en sus trabajos junto a Steve Pemberton, es plano. Su enfermedad y su personalidad están desdibujadas. Plantean su enfermedad pero de una manera tan vaga que no llega a interesar ni a resultar espectacular (como en el caso de Sherlock). Durante la primera temporada apenas vemos resquicios de humanidad en el detective Stone y por eso resulta harto complicado establecer una conexión con el personaje y su problemática.

Los cuatro capítulos de la temporada presentan dos casos diferentes -cada caso abarca dos episodios- en el primero investigan la desaparición de una adolescente y en el segundo, la de un abogado de cincuenta años que lleva más de un año sin dar señales de vida.

Chasing Shadows es una serie gris, anodina. No hay nada que destaque; ni la originalidad de los casos, ni los diálogos, ni las interpretaciones ni el supuesto cliffhanger con el que pretenden conseguir una segunda temporada. La serie no aporta nada nuevo al género ni sirve como ejemplo brillante del canon procedimental. La construcción de personajes es perezosa, aportando un par de detalles que, sin ser demasiado sutiles, dibujan con brocha gorda a un detective problemático, a una madre soltera trabajadora (Alex Kingston) y a un policía eficiente (Noel Clarke) cuya única función parece ser la de poner cara de enfadado.

Resumiento, ahorraros el tiempo y dedicaros a ver otras cosas más interesantes. No siempre lo que viene de la Gran Bretaña es digno de alabanza. Olvidemos la existencia de Chasing Shadows.

De un tiempo a esta parte los trastornos del espectro autista parecen haberse convertido en un valioso añadido a la creación de personajes. Hemos visto muchos casos de policías y detectives que carecen de habilidades sociales y y de de empatía, que viven encerrados en su mundo y que son, en lo suyo, increíblemente buenos: Adrian Monk, Saga Norén, Sherlock Holmes, Temperance Brennan, son algunos ejemplos. También la comedia se ha aprovechado del autismo para componer personajes tan memorables como Moss de The It Crow, Sheldon Cooper de The Big Bang Theory o Abed de Community.

PD: La conexión Doctor Who de la serie recae en la presencia de Alex Kingston, nuestra River Song; Noel Clarke, el Mickey de Rose; y Adjoa Andoh, la madre de Martha Jones.

sábado, 11 de octubre de 2014

Un monstruo llamado Lily Tucker-Pritchett

Hace unos días leí en una web un artículo que se centraba en la pequeña Lily de Modern Family, el texto expone que la hija de Cam y Mith es uno de los peores niños creados por la pequeña pantalla. La terrible niña es el fruto de una paternidad mal entendida. Cam y Mitch la quieren mucho pero nunca le han puesto ningún límite o restricción. Lily ha crecido consentida y sobreprotegida. Sus padres han proyectado sobre ella un mal entendido ideal de paternidad en el cual no existe la palabra no. 

Lo cierto es que Aubrey Anderson-Emmons ha ido ganando protagonismo y espacio en la serie desde su llegada en la tercera temporada. Los guionistas descubrieron un filón en Lily y convirtieron a la niña en un ser egoísta, cínico y directo digno de enfrentarse al mismísimo Gregory House en un duelo dialéctico. Hay que ser claros, los desplantes de la niña son demasiado adultos, ahí radica su humor y su fuerza. No te los esperas. 

Lily es un ser taimado, admitámoslo. Sabe sacar tajada de las debilidades e inseguridades de sus padres. Ha aprendido a jugar con ellos para lograr todo aquello que se propone y su influencia no termina en la puerta del hogar Tucker-Pritchett sino que es capaz de intimidar, insultar y mangonear a los demás miembros de la familia. 

Alguien debería decirles a Cam y a Mitch que son unos padres terribles. Si nos fijamos en las otras familias de la serie: los Dunphy y los Pritchett-Delgado; vemos modelos de crianza mucho más enérgicos y saludables. No niego que tengan defectos y fallos, ser padre no es sencillo, pero el caso de Cam y Mitch es mucho más sangrante porque los efectos perversos de su inutilidad parental ya son evidentes. ¿Qué clase de adolescente será Lily? 

Los guionistas le han otorgado un carácter horrible a una niña tan pequeña. Lily no solo es egoista. respondona y manipuladora, también es elitista y materialista. ¿Un reflejo de sus padres? Sabemos que Cam y Mitch tienen defectos pero parece que eso es lo único que han sido capaces de transmitir a su hija. ¿Cómo es eso posible? 

Recién empezada la sexta temporada de Modern Family recuerdo aquel vídeo de los Emmy en el que el reparto de la serie admitía que vivía atemorizado porque "LILY ES UN MONSTRUO". 


La niña llegó a la serie en 2011 cuando las gemelas Ella y Jaden Hiller, que interpretaban a Lily de pequeña, fueron despedidas porque necesitaban una actriz más mayor para el papel. Aubrey fue seleccionada con cuatro años, desde entonces hemos visto como crecía su protagonismo y como les robaba a Manny y a Luke el puesto de "estrella infantil". 

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